Circulaba por la izquierda a una velocidad de menos de 40 kilómetros por hora en plena avenida Juan B. Justo (la foto fue tomada hacia el Oeste, a la altura de Jara). Sin sirenas o uso de luces de giro (posiblemente ni funcionaran) este patrullero no tenía patente ni número de identificación. Además, la luneta estaba descolocada, por lo que quedaba levantada, anulando la visión del espejo retrovisor. Es decir que el policía (porque estaba vestido de policía) que conducía este patrullero ni siquiera podía ver para atrás cuando cambiaba de carriles, a 20 kilómetros por hora, molestando a todo el tránsito porque sí, y sin siquiera un número al cual responsabilizar.
Si sumamos esto a la actitud arrogante de los oficiales de la Comisaría 1° (por mencionar una de las más conocidas) que dejan el coche en doble fila en plena Avenida Independencia como si fueran los dueños de la calle, y la cobardía de los agentes de Tránsito que no se atreven a exigir el estacionamiento correcto de los vehículos, damos por sentado que con funcionarios que den estos ejemplos, es mejor criar hijos en cualquier otro lugar.
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